Yamil Peralta (izquierda) y Alberto Melián (derecha) van por más gloria. |
Por Maxi Arias
De la redacción de TKO13
La Argentina, tierra del mate, el asado y el tango tiene una particularidad que a muchos les asombraría, si bien las tribunas de cada estadio de futbol se llenan todos los domingos hay un deporte que deja atrás al balompié y otras disciplinas si de las gestas olímpicas se trata: el boxeo. Crease o no, el deporte que por años perdió trascendencia con el ascenso del rugby, el básquetbol y el tenis en el consenso popular es el que históricamente más gloria le dio al país
en el evento internacional más visto de todo el planeta.
En los JJ.OO. París 1924 fue la primera vez que el Comité Olímpico argentino presentó una delegación y de las seis medallas que obtuvo la Argentina en el país galo cuatro pertenecieron al boxeo: dos plateadas se colgaron Alfredo Copello y Héctor Méndez, y la misma cantidad de bronces fueron para Pedro Quartucci y Alfredo Porzio. Ámsterdam 1928 trajo nuevos desafíos para el boxeo nacional que obtuvo sus primeras dos - de las cuatro de la disciplina en la competición - preseas doradas; los primeros dos campeones argentinos fueron Víctor Avendaño y Arturo Rodríguez Jurado, mientras tanto que Víctor Peralta y Raúl Landini obtuvieron un destacado segundo puesto. Cuatro años más tarde en Los Ángeles 1932 el pugilismo reportó tres nuevas distinciones; dos doradas y una plateada, los deportistas en ese caso fueron Carmelo Robledo, Alberto Lovell y Amado Azar, respectivamente. En Berlín 1936 los podios repitieron la presencia de boxeadores argentinos; mientras que Oscar Casanovas se consagró con el oro, Raúl Villarreal y Francisco Resiglione las de bronce. ¿El caso curioso? Guillermo Lovell, hermano menor del ex-campeón Olímpico cuatro años antes, se llevó la medalla del segundo puesto.
Las olimpiadas de 1940 y 1944 se suspendieron a causa de la Segunda Guerra Mundial, que comenzó en 1939 y finalizó en 1945. La antorcha olímpica volvió a brillar en Londres 1948, que además de dejar tres preseas más - dos doradas y una de bronce - sirvió de presentación internacional para uno de los más grandes boxeadores de la Argentina: Pascual Pérez. Las otras dos medallas se las llevaron Rafael Iglesias - oro - y Mauro Cía - bronce -.
En Helsinki 1952 la producción boxística nacional - y del deporte argentino en general - comenzó la curva descendente ya que Antonio Pacenza (plata) y Eladio Herrera (bronce) lograron el 40% de las medallas argentinas obtenidas. Melbourne 1956 y Roma 1960 dejaron un saldo negativo ya que sólo se obtuvieron cuatro medallas, dos de las cuales fueron como no podía ser de otra manera para el boxeo: Víctor Salazar y Abel Laudonio - respectivamente - se vistieron de bronce en cada evento mundial.
Tokio 1964 se fue sin pena ni gloria para la Argentina, sólo la equitación pudo obtener la plata en dicha disciplina. México 1968 fue otro año olvidable en lo que al deporte olímpico se refiere, aunque el boxeo estuvo presente en una de las dos consagraciones nacionales: Mario Guilloti consiguió el penúltimo bronce de la actividad y tuvieron que pasar 28 años para que el representante argentino Pablo Chacón consiguiera la última medalla de bronce en el deporte olímpico nacional por excelencia, cuando fue distinguido en Atlanta 96.
En el medallero históricos del boxeo Argentina se encuentra en la novena posición, y el bonaerense Yamil Peralta y el porteño Alberto Melián buscarán teñirse de oro y hacerse grandes en la misma tierra en la que un tal Pascual Pérez se hizo enorme.
¿Podrán lograrlo?
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